4 canciones de Miriam – Ionah Nour 2024

 

1 canción

He perdido mi cuerpo, pero mi respiración

es ligera

Canto Kadish no por la muerte, sino

por la vida, canto Kadish para vosotros,

aprendo nuevas palabras

probando la tierra con mis labios, porque

los labios no pertenecen al cuerpo, sino

a la lengua, que es santa tanto para las rápidas

aguas, como para los beduinos y para

mis seres queridos.

En un día nuevo no hay que recoger

piedras, sino celebrar esperanza.

Aquí estoy bailando al son

que otro toca y pienso

en vuestros nombres, que se aferran

en la lluvia ciega.

Acaricio cada una de vuestras

letras, para otro danzando,

y en mis sueños

lloro por la casa que

ya quedó abandonada y

en la que

respiraba infancia mía entre sésamo y

comino. Dulce es mi danza

y profunda mi memoria,

como la trompeta de Jericó. Canto

el Kadish por vosotros, no por

los nombres que ya han cumplido su parte en la montaña de fuego

pidiendo frotarse los pies y

emborracharse de la paz lechosa.

Ale ale oh, ale ale oh.

Dulce es mi danza y

dulce el sorbo

del nuevo día: piedra a

piedra se alzarán nuevas casas,

y entre ellas brotará

una brizna de hierba. Vuestros nombres

en mi corazón están tallados,

bailo en las espadas de la terquedad

animalesca, y vuestras voces

resuenan en las campanillas

de mi intrépido camino, el camino

hacia la felicidad desconocida. Los labios

de mi canción – las fauces de la montaña

de fuego – no pueden dar

un paso en falso.

Si os cansáis de recordar todos

vuestros nombres, selláis

en firmes pupilas aquello

que os gritaba al partir

la gaviota-madre.

Brazos y piernas sonrisas borradas y

lágrimas secas: no tenéis 

cuerpo vosotros, pero la respiración es ligera.

Untad con miel los heridos

agravios, perdonad las deudas – os traerán

flores 

en forma estrella y

una bolsa de granadas. Los labios

de mi canción son fauces de fuego, 

la danza de mi memoria inquieta – un Kadish

por la vida, no por la muerte. Recibir es difícil,

dar fácil. Respirad

en calma, samuráis gloriosos. En paz

en mi no confiéis, es

la elección mía.

 

2 canción

Si no soy para mí, ¿quién

será para mí? Si soy para

los otros – no desapareceré

por mucho que pise la hierba, y no

sabré más

de lo que necesito. Por más que lave

con miel vuestras heridas,

mi corazón no recuerda

menos. Y ahora, sílaba-a-sílaba,

pedazo-a-esquirla cantad

conmigo: ciento setenta

y uno, ciento catorce

ciento cuatro-y-

diez, ciento setenta y una —

devolvedme, devolved cien

setenta 

devolved uno

devolved, uno, una, a mi

una, a mí que soy cien, que soy ciento

setenta. Sin contar devolved,

devolvedlos a todos hasta el uno, hasta la una.

Estas letras dulces

disolvamos

en un té fuerte. El té fuerte no es

una despedida.

Y la danza no se cansará del cuerpo.

 

3 canción

Pedimos que termine la orilla, pero por pedir ya no nos queda 

nada. Brillamos: un eco translúcido de la tierra negra.

Seguimos vuestros pasos, pisando bellotas, envidiamos

a las piedras que están sin moverse.

Las espinas de los castaños aferrarse intentan –

ni cuerpo ni lugar no tenemos.

Para que os améis finalmente unos

a otros, debemos partir, como

las alas de la mariposa que se congelan

sin darse la vuelta, porque ahora la hierba

más las necesita.

 

4 canción

Es una petición, un

número, una

orden

No hay nada para que los ojos miren, y el arroz

pegajoso no ha sido comido por nadie, no hay a quién regañar ni

a quién dar gracias, 

que duerman dulcemente –

trabajaron mucho, larga es la vida

del dibujante, cien años doscientos años 

lugar

no tenemos.

 

Para que no anden juntos dos tiempos,

para que uno salga y el otro entre, es

una petición, una orden, las primeras palabras

en el diccionario de una nueva lengua:

 

A- Abraham

A- Astruga 

B- Bonafilla

D-Dolsa

I- Iosif

L- La joven casada 

M- Miriam

R- Rahel

R- Ruben

S- Salomó

S- Samuel